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Cómo evitar el Hambre Emocional

Sabemos ya que éste es el problema más difícil de vencer cuando luchamos contra los kilitos extra, en especial si llevamos una vida llena de estrés y presiones emocionales. Vimos como un comilón emocional experimenta los mayores antojos a medida que se debilita anímicamente.

El hecho de estar tristes, solos, enojados, deprimidos, nos inclina a ciertas elecciones que tal vez no hubieramos considerado en otros momentos. Utilizamos la comida como un modo de suprimir sentimientos como el estrés, la ansiedad, el aburrimiento e incluso la confusión; sin pensar el daño que le hacemos a nuestros esfuerzos por mantenernos sanos.

La buena noticia es que existen formas de evitar el hambre emocional, sobreponernos a esos malos hábitos, volver a comer de forma saludable y sentirnos de maravilla.

Encontrar el problema

Es muy importante que nos tomemos el tiempo de determinar la verdadera causa de nuestro hambre emocional. Pues, estamos seguros de que comemos para ayudarnos a enfrentar tiempos difíciles, más aún falta identificar la causa subyacente. Eventos mayores, como el desempleo o problemas de salud, pueden haber desencadenado este desorden y serán estos a quienes deberemos enfrentar.

Además, sabemos que existen ciertos alimentos que poseen cualidades particularmente adictivas y que también suelen ser los más pedidos al momento de recaer emocionalmente, por lo que deberemos tener particular cuidado con ellos. Se incluyen el chocolate y las golosinas, la cuales (al ser ingeridas) provocan que nuestro cuerpo libere hormonas que nos hacen pensar que estamos siendo recompensados y en verdad nos sentimos mejor. Un temporal alivio a la tensión o el estrés que experimentamos, pero a tan sólo momentos de terminar de comer, lo más probable es que nos sintamos peor que al empezar.

Muchas personas con problemas de hambre emocional también usan las comidas como distracción o simplemente para tener algo que hacer. Al igual que el fumar, muchos comerán por el sólo hecho de estar aburridos y querer buscar hacer algo con las manos. Muchos se han dado cuenta de este verdadero motivo, pues saben que no están hambrientos; mientras otros lo pasan por alto y comienzan a ganar peso sin siquiera entender que esta conducta puede tener un fin.

Cómo evitar el Hambre Emocional ¿Cómo superarlo?

Luego de aceptar que somos comilones emocionales, hay ciertas cosas que podemos hacer para superar el problema. Existen ciertos pasos que podemos tomar para recuperar el control de nuestras vidas y nuestros antojos.

El primero y más importante, es aprender a reconocer cuándo estamos realmente hambrientos. En otras palabras, diferenciar esos momentos en los que creemos sentir hambre, sin ser así. El mejor consejo, beber un vaso con agua (de forma calmada) para luego preguntarnos: ¿Aún tenemos apetito? Si la respuesta es no, confirmaremos que no era hambre lo que nos aquejaba.

También necesitamos reconocer nuestros puntos débiles, para evitar caer en ellos en futuras ocasiones. Para encontrarlos, sería bueno dedicar un par de días en escribir lo que comemos, el horario en que lo hacemos, etc. Para ser más exactos, un diario de comidas con una pequeña variante, con anotaciones sobre cómo nos sentimos al comer y cómo nos hace sentir lo que comemos.

Poco a poco veremos surgir patrones que revelarán nuestra "rutina negativa" y en especial, qué la desencadena, para así evitar la situación. Por ejemplo: Si el trabajo nos estresa y encontramos que justo antes de llegar a casa, tras un largo día, sentimos increíbles antojos por comida "poco saludable"; lo ideal será llevar bocadillos sanos con nosotros y echar mano de estos al terminar la extenuante jornada.

Y por último, aunque sea difícil de creer, el ejercio es un aspecto fundamental que no puede escapar de discusión. Después de todo, podemos comer lo que queramos, pero si no realizamos una adecuada rutina de ejercicios, pues no nos hacemos ningún bien. En especial si éste nos ayuda a liberar el estres y la ansiedad que nos obliga a ingerir cada vez más.

Es decir, preocuparnos sobre lo que comemos es muy importante, pero también debemos asegurarnos de recibir el suficiente estímulo físico. Pues descubriremos que aunque sólo nos alcance el tiempo para dar una vuelta a la manzana, un par de veces por semana, el resultado será más que satisfactorio.

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