Reconocida por su aroma y sabor refrescante, la menta se ha posicionado no solo del mundo de la gastronomía gourmet, sino también de la medicina natural, siendo utilizada desde la antigüedad para tratar diversos trastornos, en su mayoría del aparato digestivo y respiratorio.
Sin embargo, los beneficios y propiedades de la menta se extienden mucho más allá.
Así es, su capacidad de revestir el tracto digestivo, así como de estimular la producción de bilis la hace una aliada perfecta a la hora de proteger el estómago, hacer de calmante, antiespasmódico, antiséptico y por si fuera poco, antinflamatorio.
También se le conoce como un efectivo expectorante, utilizado para el tratamiento de resfríos y gripes. Una virtud que ha sido llevada a la vía comercial en forma de caramelos de meta y miel, para tratar la tos.
Entre sus muchos beneficios podemos mencionar:
- Alivia el dolor de estómago
- Ayuda a la digestión
- Alivia los síntomas de la menstruación
- Previene infecciones
- Trata la flatulencia
- Alivia la tos (con o sin flema)
- Calma el dolor de garganta
- Alivia la congestión nasal
- Alivia el dolor de cabeza
La menta contiene mentol, un compuesto ampliamente reconocido en el tratamiento de las vías respiratorias pero además, contiene ácidos grasos omega 3, vitaminas, ácido fólico y minerales (como el magnesio, el hierro, el calcio, el manganeso, el cobre y el potasio).
Poderosos compuestos que la han relacionado con la prevención de infecciones, la prevención de cálculos renales e incluso como aliado a la hora de bajar de peso.
Y desde luego, gracias a su refrescante aroma, también se le conoce en el mundo de la aromaterapia, donde se le emplea como estimulante de efecto energizante emocional.
Ciertamente, una de las plantas medicinales más provechosas de la historia.