En Argentina dicen que Máximo Ravenna es el "gurú" de las dietas de los famosos, como Susana Giménez. En Uruguay, la clínica que aplica su método tuvo un crecimiento "explosivo" en 2006: pasó de tener 50 pacientes a más de 1.000.
Ravenna y su propuesta de dieta hipocalórica, con distancia entre una comida y otra y en un plazo breve-elogiado y criticado, según con quién se hable- tiene una convocatoria evidente. El médico está en Punta del Este y participó ayer del ciclo "Noches literarias" en el Hotel Conrad. Las 600 entradas que se repartían en Libros-Libros se agotaron. Y esperaban que más de 800 veraneantes lo escucharan presentar su libro "La telaraña adictiva. ¿Quién come a quién?".
Actualmente, el 60% de la población es obesa, mientras que 15 años atrás el guarismo se ubicaba en 15%, dijo Ravenna a El País. Estos "nuevos gordos" son quienes "quedan atrapados muy malamente con un tipo de alimentación duplicada o triplicada en cantidad". Por ejemplo, una porción de papas fritas tenía en 1955 unas 210 calorías. En 2004 llegaba a 610.
"Lo que antes era ir al cine e ir a tomar un café y si hay tiempo comemos, ahora es ir a comer y si hay tiempo vamos al cine", señaló el especialista.
Para Ravenna la obesidad "no es un síntoma aislado o un desborde físico". Obedece a "una conducta de base que la sostiene, ligada con el descontrol, con el autoengaño, con la falta de límites y la dependencia, es decir con todos los mecanismos que también subyacen en cualquier otra adicción".
En el caso de las adicciones "de ingesta", según Ravenna, ciertas sustancias generan un proceso químico que establece las bases de la dependencia física. En particular hay tres ingredientes "tóxicos": los hidratos de carbono, las grasas saturadas y la sal.
"Producen en el largo plazo dependencia al igual que una droga psicoactiva. Y este mecanismo de recompensa es más solicitado cuanto más estresante y violento sea nuestro entorno", señaló Ravenna en su libro.
¿Cómo darse cuenta si uno va por mal camino? Para el médico, la respuesta es sencilla: "por la ropa, que es el chaleco de fuerza". Y la clave es no comprarse vestimenta más grande, sino saber decir "basta" cuando ya no se entra en aquel pantalón que antes quedaba holgado.
plan. Para ir hacia el camino de los flacos, Ravenna propone un "corte". Esto implica dejar de forma abrupta los excesos. "La sensación de hambre puede modificarse dramáticamente y desaparecer en el lapso de 48 horas. La falta de hambre devendrá en un inevitable adelgazamiento en el corto plazo", señaló. Su premisa es simple: cuanto menos se come, menos hambre se tiene. "Comer sano es comer menos", aseguró.
Además de bajar las cantidades, el método implica seleccionar la calidad de los alimentos para lograr un rápido descenso de peso. Así se eliminan los tres "enemigos silenciosos" (clorhidratos de carbono, sal y grasas saturadas).
"Esto genera saciedad en el corto plazo y despabila la mente, donde ya no importa qué se come sino cuánto se baja. Y es importantísimo lograrlo en un plazo corto porque, aunque parezca lo contrario, requiere mucho más esfuerzo realizarlo en un plazo largo", consideró.
Otras de las claves de su método es la "medida". Esto implica "comer poco", pero diverso. "Achican las porciones, hacen la comida tamaño vianda y se le van esas ganas vertiginosas de comer que tienen", dijo. Las dietas de Ravenna están compuestas por unidades alimentarias de 150 calorías cada una. Por día, las pacientes deben consumir un mínimo de 600 calorías y un máximo de 800.
El sistema plantea además tomar distancia entre comida y comida. "Acá en el Mercosur siguen con la comida cada dos horas, que en ningún lado del mundo se utiliza", señaló.
Siguiendo estos consejos, combinados con terapias grupales, se pueden perder entre 1,5 y 2,5 kilos por semana, según el médico. "Los éxitos míos son no tres sino siete veces superiores a los que yo tenía con otros métodos", dice orgulloso Ravenna, quien trabajó durante años junto al médico Alberto Cormillot.
Después de adelgazar, viene el mantenimiento. "Ahí lo ayudamos, duplicamos su actividad física y esparcimos la asistencia a los grupos", sostuvo.
La Dieta en cifras
800 - Es la cantidad máxima de calorías que Ravenna propone consumir por día en su dieta hipocalórica. El mínimo es de 600 calorías.
48 - Es el número de horas que, según Ravenna, pasan para que el paciente que inició el plan deje de sentir sensación de hambre
Las claves del método para adelgazar
Para medir el exceso de grasa se utiliza el índice de masa corporal. Se calcula dividiendo el peso de la persona por la altura al cuadrado.
Si le da menos de 18,5 tiene un índice menor que el normal, entre 18,5 y 24,9 normal, entre 25 y 29,9 sobrepeso y mayor de 30 obesidad.
La pirámide nutricional sugerida es un 50% frutas, verduras de hoja, verduras de yema y frutos, infloraciones, raíces o bulbos, 30% de tubérculos, semillas verdes, frutos secos, huevos, peces y pequeños animales, un 18% de carnes y un 2% de harinas y azúcares.
El método empieza con un corte con el exceso de comida. La sensación de hambre desaparece en unas 48 horas.
El otro pilar del sistema es la medida. La dieta es hipocalórica. Se consumen entre 600 y 800 calorías diarias.
Aconseja guardar "distancia": separar unas comidas de otras.
Recomienda servir el alimento en platos más pequeños o más grandes ocupando el centro, beber un caldo bien caliente antes de cada comida y programar cada una de las ingestas.
El plan implica grupos terapéuticos, con frecuencias desde diarias hasta semanales.
Permite bajar entre 1,5 y 2,5 kilos por semana.
En Uruguay el método es aplicado por el Centro Terapéutico Montevideo (Julio Herrera y Reissig 963 - teléfono 410 45 52).
En contra de fármacos y cirugías
Máximo Ravenna es contundente. "Cuando pienso en la utilización de fármacos para el tratamiento de la obesidad, estalla en mi interior la ira más profunda", sostuvo en su último libro. ¿El motivo? Que "siguen posicionados en el mercado farmacológico y ofrecen soluciones mágicas a personas desprevenidas y crédulas".
Para el especialista, "casi todos los medicamentos para perder peso, además de ser ineficaces a largo plazo son sumamente nocivos para la salud".
Específicamente, se refirió a los efectos secundarios que desatan y señaló que tienen "tantos" que los "beneficios adelgazantes que prometen han quedado anulados". Sólo dos fármacos han demostrado, según Ravenna, tener cierto grado de "eficacia" en el tratamiento de la obesidad: Sibutramina y Orlistat. Además, tiene expectativas sobre el Rimonabant.
En cuanto a las cirugías (banda gástrica y by pass gástrico), Ravenna sostuvo que estas intervenciones son, en general, "tan riesgosas como la obesidad misma. "Si bien permiten sacar grasa de encima no tienen poder de modificar conductas". Propone dejarlas para casos "verdaderamente inevitables, reiterados y rebeldes".
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