Sabemos ya que éste es el problema más difícil de vencer cuando luchamos contra los kilitos extra, en especial si llevamos una vida llena de estrés y presiones emocionales. Vimos como un comilón emocional experimenta los mayores antojos a medida que se debilita anímicamente.
El hecho de estar tristes, solos, enojados, deprimidos, nos inclina a ciertas elecciones que tal vez no hubieramos considerado en otros momentos. Utilizamos la comida como un modo de suprimir sentimientos como el estrés, la ansiedad, el aburrimiento e incluso la confusión; sin pensar el daño que le hacemos a nuestros esfuerzos por mantenernos sanos.
La buena noticia es que existen formas de evitar el hambre emocional, sobreponernos a esos malos hábitos, volver a comer de forma saludable y sentirnos de maravilla.